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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaYeshev 9-4

Y se asentó

Génesis 38:1-30

Cuando la vio Judá, pensó que era una ramera, pues se había cubierto el rostro. Y se desvió hacia ella junto al camino, y le dijo: Vamos, déjame estar contigo; pues no sabía que era su nuera. 

(Gén. 38:15-16a LBLA)

¿Puede el pecado servir los propósitos del Eterno?

Yehudá tenía un llamado especial y una gran responsabilidad espiritual sobre su vida. Él era el hijo escogido de entre los doce para ser ancestro del Mesías. Pero un tiempo no anduvo bien espiritualmente, pues está escrito que se separó de sus hermanos (v. 1). El texto hebreo dice que bajó – yarad ירד de sus hermanos. Esto implica que abrió su corazón para ideas no afines a las del Eterno e hizo cosas que no estaban bien vistas en Sus ojos. Una de las cosas era que se casó con una de las hijas de Kenaan, el pueblo maldecido y perverso. Esto no fue agradable para el Eterno y mató a dos de los hijos de ese matrimonio impidiendo que tuvieran descendencia. Él no quiso tener estos descendientes de los hijos de Kenaan dentro de la genealogía del Mesías. Sólo Él sabe lo que hubiera implicado.

Parece cruel el relato de la Torá que dice que el Eterno mató a estos dos hijos. Si lo hizo era bueno, porque al dejarlos vivir hubiera causado un daño irreparable a la descendencia de Yehudá. El plan del Eterno para ellos estaba en gran peligro y por eso intervino de esta manera. Al matarles evitó un mal mayor.

Ahora, la viuda del hijo mayor deseaba tener descendencia, y buscó la manera de engañar a su suegro para que se quedara embarazada por medio de él. De los mellizos que tuvo, uno llegó a ser ancestro del Mesías. Su nombre era Perets.

De esta manera se evitó que la simiente de los hijos de Kenaan se introdujera en la línea genealógica del Mesías, puesto que Tamar, la nuera de Yehudá, se quedó embarazada directamente por medio de él, y no por medio de sus hijos que tenían una madre kananea.

Cuando Yehudá estaba viviendo una vida fuera de foco espiritual, su pecado de fornicación fue utilizado por el Eterno para evitar un mal mayor. Esto no justifica el pecado, pero muestra que el Eterno es suficientemente grande como para utilizar incluso el pecado para que sus propósitos se cumplan en la vida de una persona.

Los caminos del Eterno no son fáciles de entender, porque él toma en cuenta las decisiones malas e incluso los pecados de los hombres, para llevar a cabo sus planes en la tierra.

Que sea derramado sobre nosotros el espíritu de sabiduría y de revelación para un mejor conocimiento de Él,

          Ketriel