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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaYeshev 9-3

Y se asentó

Génesis 37:23-36

Y Jacob rasgó sus vestidos, puso cilicio sobre sus lomos y estuvo de duelo por su hijo muchos días. 

(Gén. 37:34 LBLA)

¿Por qué el nombre de Yaakov no fue cambiado para siempre?

Cuando el ángel bendijo a Yaakov en Peniel dijo que no se llamaría más Yaakov sino Israel (32:28). Lo mismo también se dijo en Betel (35:10). Cuando Avram recibió su nuevo nombre, Avraham, la Torá nunca más utiliza el antiguo nombre. Pero en el caso de Yaakov es diferente. La Torá le llama tanto Yaakov como Israel hasta su muerte. ¿Por qué el Eterno no dejó de llamarle Yaakov cuando le había dicho que no se llamaría más Yaakov?

Este texto puede darnos algo de luz sobre esto. La vez anterior cuando fue mencionado, la Torá le llama Israel (37:13). En aquel momento todo estaba bien. Pero cuando recibió la mala noticia sobre la supuesta muerte de Yosef, la Torá le vuelve a llamar Yaakov.

Es muy probable que este fenómeno tenga que ver con el estado espiritual de nuestro padre. Cuando su alma estaba en orden y su espíritu estaba elevado, la Torá lo llama Israel, pero cuando no logra tener el espíritu en alto, la Torá le llama Yaakov.

En el texto de 45:27-28 vemos un ejemplo claro de esta realidad: “Pero cuando ellos le contaron todas las cosas que José les había dicho, y cuando vio las carretas que José había enviado para llevarlo, el espíritu de su padre Jacob revivió. Entonces Israel dijo: Basta, mi hijo José vive todavía. Iré y lo veré antes que yo muera.” (LBLA)

Cuando el espíritu de Yaakov revivió, volvió a operar en él el espíritu de profecía, la Ruaj HaKodesh, y en ese momento la Torá deja de identificarle como Yaakov, y le denomina Israel.

La vida del patriarca fue una constante lucha y él tenía que esforzarse muchísimo para que su ánimo no cayera. Muchas veces las circunstancias tomaron control sobre su alma y entonces él no fue capaz de vivir en ese estado de altura espiritual que le correspondía. A pesar de tener las maravillosas y poderosas promesas divinas para su vida y sus descendientes, la lucha diaria y todas las emociones negativas causadas por las circunstancias adversas, hicieron que no siempre pudiera andar en el espíritu. Por eso la Torá no siempre utiliza su nuevo nombre, sino también en viejo.

Y para decirlo de manera más simple; Yaakov es el nombre natural e Israel es el nombre espiritual.

Lo maravilloso es que el Eterno se hace llamar el Elokim de Avraham, el Elokim de Yitsjak y el Elokim de Yaakov (Éx. 3:15). Esto nos enseña que a pesar de que Yaakov es el nombre natural el Eterno confiesa ser su Elokim. A pesar de que nuestro padre Yaakov no logró andar en el espíritu en todo momento de su vida, el Eterno era su Elokim y pudo cumplir los propósitos de su vida. Y si lo pudo hacer con Yaakov, lo puede hacer con nosotros.

Ten ánimo, aunque no logres andar en el espíritu siempre, el Eterno es tu Elokim. Confía en él y sigue buscando los niveles altos espirituales aunque hayan días y tiempos de mucha adversidad cuando no logres percibir esas realidades espirituales que deseas. Yaakov terminó bien con la ayuda del Eterno, y tú lo harás también be ezrat HaShem – con la ayuda de HaShem. ¡Amén ve-amén!

          Jazak u-varuj – sé fuerte y bendecido,

          Ketriel