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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Nitsavim 51-7

Estáis de pie

Deuteronomio 30:15-20

Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, 

(Deut. 30:19 LBLA)

¿Cómo se puede escoger la vida?

Moshé puso delante del pueblo la vida y la muerte, la bendición y la maldición y mostró cómo se obtiene vida y la bendición cómo viene y cómo viene la muerte y la maldición. La obediencia da vida y bendición y la desobediencia da muerte y maldición.

Ahora, la vida puede entenderse de varias maneras. Todos nacen mortales. No hay nadie que no tenga que morir. Entonces la vida que Moshé está presentando es en primer lugar una vida larga con bendiciones. Eso se recibe a través de la obediencia a los mandamientos. De la misma manera el hombre recibe una muerte prematura y maldición a través de la desobediencia.

Obviamente todos los hombres tendrán que ser alcanzados por la muerte, y es la consecuencia de su pecado nato y sus pecados cometidos. De esta manera realmente no importa si el hombre escoge la vida y la bendición por medio de su obediencia si al final tendrá que morir y ser alcanzado por la maldición.

Si el hombre sólo pudiera escoger solamente una vida más larga y bendecida antes de morir ¿qué sentido tendría esta oferta? Si al final va a morir ¿para qué sirve escoger la vida?

Esto nos enseña que en estas palabras hay una alusión también a la vida eterna que el Eterno dará después de la resurrección de los muertos. Aunque todos tengan que morir por el pecado, todos tendrán que ser resucitados para ser juzgados y entonces se decidirá sobre cada uno si va a tener vida eterna o muerte eterna.

En la resurrección, la vida eterna y la muerte eterna dependen de si el hombre ha aceptado o rechazado la Torá. No se trata en primer lugar de haber cumplido los mandamientos sino de la actitud hacia el Eterno y sus mandamientos. Nadie puede comprarse la vida eterna por medio de méritos. La vida eterna no es una recompensa por haber sido suficientemente bueno. Esa idea es un camino equivocado y no llega a la vida eterna después de la resurrección.

La Torá y el resto de las Escrituras y especialmente los Escritos de los Emisarios de nuestro gran Rabino Yeshúa, enseñan que la vida eterna es un resultado de la gracia del Eterno que es dada a los que creen, en el sentido de ser fieles y confiar.

El que obedece porque ama y desea ser fiel al Eterno y se arrepiente de las veces que le ha fallado y confía en la bondad y el perdón del Eterno, que es dado mediante la muerte expiatoria de Yeshua, recibirá la vida eterna.

No hay ninguna contradicción entre las palabras de nuestro Maestro Yeshúa y las de Moshé rabenu. Cuando Yeshúa habla de creer en él para tener vida eterna se trata de creer en su interpretación de la Torá de Moshé y el resto de las Escrituras, es decir se trata de creer en lo que dice, en su palabra, en su enseñanza. Y lo que él dice no contradice a Moshé de ninguna manera. El mismo que habló por boca de Moshé habló por boca de Yeshúa.

Además, Yeshua mismo es la revelación de la vida del Eterno, él es la vida, como está escrito en 1 Juan 1:1-2: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida (pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó)” (LBLA)

“En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida. En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo.” (Juan 5:24-26 LBLA)

Escoge la fidelidad a la Torá de Moshé y a la Torá Viviente y tendrás vida eterna.

Bendiciones,

Ketriel



 

 

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