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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaEtjanán 45-1

Y supliqué

Deuteronomio 3:23 – 4:4

Yo también supliqué al SEÑOR en aquel tiempo, diciendo: “Oh Señor DIOS, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en los cielos o en la tierra que pueda hacer obras y hechos tan poderosos como los tuyos? Permíteme, te suplico, cruzar y ver la buena tierra que está al otro lado del Jordán, aquella buena región montañosa y el Líbano."

 (Deut. 3:23-25 LBLA)

¿Cómo hay que orar correctamente?

La oración de Moshé rabenu nos enseña cómo hay que orar de la manera correcta. En lugar de ponerse a sí mismo en el centro él empieza a exaltar al Eterno y agradecerle por todo lo bueno que había mostrado. El motivo de su oración era que el Eterno fuera honrado y loado. Esa es la base de toda oración eficaz. Uno que busca los intereses del Eterno tiene una actitud correcta para poder recibir respuestas de sus oraciones. Incluso se contentará con un no por parte del Eterno, sabiendo que eso es lo mejor. Después de este no, Moshé no pidió nunca más poder pasar el Yardén. El no buscó sus propios intereses sino los del Eterno.

El que sólo busca sus propios placeres ora solamente para que su propia voluntad se haga en la tierra, no la del Eterno. Una persona así no se conforma con un no. Aunque el Eterno diga que no, seguirá insistiendo e insistiendo hasta conseguir lo que desea. El Eterno podrá ceder ante tal presión y darle al que le clama lo que desea. Pero si el motivo del que ora no es correcto lo que recibe del Eterno no siempre va a ser para bien, sino podrá ser una trampa y ciertamente no servirá como medio de acercamiento al Eterno.

El que quiere ir por su propio camino bien podrá hacerlo, pero tendrá que sufrir las consecuencias de su egoísmo. El Eterno no obliga a nadie a seguirle y amarle. Él desea un amor sincero de personas que no buscan sus propios intereses sino los del Eterno.

Sigamos el ejemplo de Moshé nuestro maestro. Exaltemos al Eterno primero en nuestras oraciones y pidamos que su voluntad se haga en la tierra como en el cielo.

Shavua tov,

Ketriel