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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Devarim 44-1

Palabras/cosas

Deuteronomio 1:1-11

Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab. 

(Deut. 1:1 LBLA)

¿Quién puede amonestar al pecador?

Bilam hablaba solamente palabras bonitas sobre el pueblo de Israel. Sin embargo, en su corazón los odiaba. Hay muchas personas que alaban con su boca pero odian con su corazón.

Ten cuidado con una persona que te halaga mucho. Normalmente no lo hace con un corazón de amor sino con intereses propios. Me he encontrado con muchas personas que empezaron alabándome mucho pero terminaron maldiciéndome. Los halagos no siempre son señal de amor. El hombre es muy falso.

El libro de Devarim/Deuteronomio contiene las amonestaciones del mayor de los profetas, Moshé rabenu. Me atrevería a decir que no hay ninguna otra persona, fuera de Yeshúa, que haya sufrido tanto por y con el pueblo de Israel como Moshé rabenu. Su amor por el pueblo en los momentos de juicio divino le indujo a entregar su vida en varias ocasiones para salvarlo. Una persona con ese amor y preocupación es la más adecuada para amonestar.

Los lugares mencionados en este versículo son los lugares donde el pueblo pecó en el desierto. Por causa de lo que pasó en estos lugares Moshé levanta su voz y, con amor profundísimo y agudeza profética, recuerda, corrige, reprende, amonesta y anima al pueblo que está en su corazón. Las amonestaciones de los que verdaderamente son amigos son realmente expresiones de amor.

Los halagos de los enemigos son trampas, pero las reprensiones de los amigos son medicinas.

Mejor es la reprensión franca que el amor encubierto.” (Prov. 27:5 LBLA)

Shavua tov,

Ketriel