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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Masei 43-5

Las partidas de

Números 35:1-8

Manda a los hijos de Israel que de la herencia de su posesión den a los levitas ciudades en que puedan habitar; también daréis a los levitas tierras de pasto alrededor de las ciudades… Las ciudades que daréis a los levitas serán las seis ciudades de refugio, las que daréis para que el homicida huya a ellas; además de ellas les daréis cuarenta y dos ciudades. 

(Núm. 35:2, 6 LBLA)

¿Quién no quiere ser generoso?

El pueblo de Israel fue entrenado a ser generoso. Cuando juntaban el maná en el desierto compartían con los que no tenían suficiente. Cuando el tabernáculo tenía que ser construido venían con todo corazón para dar objetos muy costosos. La Torá ordena al pueblo dar las primicias, dos diezmos, dejar parte de la cosecha en el campo para los pobres y los animales, dar préstamos y suplir todas las necesidades básicas de un hermano pobre etc. etc.

El Eterno es muy generoso. Él no se cansa de dar. Por eso es cuidadoso de enseñar a sus hijos a ser como él. La justicia y la generosidad van juntos.

En este texto el Eterno sigue con su entrenamiento de generosidad para el pueblo. Cada tribu fue ordenada a dar ciudades y tierras a los levitas dentro de sus fronteras. Es interesante ver que HaShem no dictó cuáles serían todas las 48 ciudades de los levitas, sino cedió a sus hijos decidir qué ciudades querían dar a los levitas. El Eterno dio a cada tribu un área de la tierra y luego cada tribu tenía que dar de lo que había recibido a los levitas.

De las 48 ciudades de los sacerdotes y levitas había dos clases de ciudades de refugio. Todas daban refugio a los homicidas involuntarios. Pero seis de ellas también recibían a los homicidas que habían matado a sabiendas hasta que una sentencia fuese dictada. Los que huían a las 42 ciudades tenían que pagar por su vivienda y la comida mientras que los que huían a las seis ciudades tenían el derecho de una cama y comida sin costo, por la provisión de los levitas. De esta manera también los levitas fueron entrenados a ser generosos, incluso con los asesinos.

Amado discípulo de Yeshúa, sé generoso y así reflejarás el carácter de tu Padre celestial y recibirás muchas bendiciones.

Kol tuv,

Ketriel