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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


BeMidbar 34-3

En el desierto de

Números 2:1-34

Los hijos de Israel acamparán, cada uno junto a su bandera, bajo las insignias de sus casas paternas; acamparán alrededor de la tienda de reunión, a cierta distancia. Los que acampen al oriente, hacia la salida del sol, serán los de la bandera del campamento de Judá, según sus ejércitos. El jefe de los hijos de Judá, Naasón, hijo de Aminadab.

 (Núm. 2:2-3 LBLA)

¿Puede haber unidad en la diversidad?

El pueblo de Israel fue dividido en doce tribus. Cada tribu tenía sus características particulares y sus bendiciones específicas. Para mantener el orden en el campamento cada tribu tenía su bandera y de esa manera fue fácil ver dónde estaba la identidad de cada grupo. La pertenencia tribal crea una sub identidad dentro de la identidad superior que era la identidad general de pertenecer al pueblo de Israel.

Así que, dentro de una identidad común pueden haber identidades diferentes que dividen el pueblo. La unidad general fue mantenida por la identidad israelita al mismo tiempo que la particularidad fue mantenida por la identidad tribal. De esa manera puede haber unidad en la diversidad. Las diferentes banderas de las tribus representaban la identidad particular dentro de la identidad general.

Se puede pasar este principio a lo que podíamos llamar “todo el pueblo del Eterno”, compuesto por judíos y no judíos. En Hechos 15:14 está escrito: “Simón ha relatado cómo Dios al principio tuvo a bien tomar de entre los gentiles un pueblo para su nombre.” (LBLA) Por medio de la fe en el mensaje de salvación los corazones de los gentiles son purificados para poder recibir el Espíritu de santidad. Cuando eso ocurre son convertidos en un pueblo del Eterno entre los gentiles. No se convierten en Israel ni en israelitas ni en efraimitas, sino en un pueblo del Todopoderoso entre los gentiles, como está escrito en Romanos 15:10: “Y otra vez dice: «Alegraos, gentiles, con su pueblo»” (RV 1995)

Este pueblo ha sido injertado en el olivo celestial, el Israel celestial, pero no en el Israel terrenal. Sin embargo hay un denominador común entre los dos pueblos, ambos son el pueblo del Eterno. Pero cada uno tiene su identidad particular y debe mantenerlo para que haya orden en el pueblo general.

En Revelación 5:9-10 está escrito: “Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.” (LBLA)

Los que fueron comprados y se dejaron ser redimidos por el Cordero son parte de una nación celestial sacerdotal que reinará sobre la tierra. Esa nación es la congregación de Yeshúa, y es compuesta por judíos y gentiles que tienen su primera ciudadanía en el cielo y su segunda en la tierra.

La identidad general no elimina la identidad particular y de esa manera se puede mantener la unidad y al mismo tiempo mantener la diversidad en el llamado de cada uno.

Querido discípulo del Mesías, no tengas envidia de otros. Cumple con tu llamado y sé fiel en lo que el Eterno te ha dado. Mantén la identidad general pero no salgas de tu identidad particular. Así funcionaremos mejor y llegaremos todos a la meta.

Ketriel