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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Lej Lejá 3-3

Ve por ti

Génesis 13:4-18

Y el SEÑOR dijo a Abram después que Lot se había separado de él: Alza ahora los ojos y mira desde el lugar donde estás hacia el norte, el sur, el oriente y el occidente, pues toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; de manera que si alguien puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia podrá contarse.

(Gén 13:14-16 LBLA)

¿Cuál es la recompensa de la generosidad?

Avraham buscaba la paz con su sobrino Lot. No deseaba la riña entre los dos bandos. El Eterno había multiplicado las riquezas de ambos de tal manera que ya no podían vivir juntos porque no había pastos suficientes. Avraham optó por no luchar para defender sus derechos. Él había obtenido el llamado para ir a la tierra y él había sido bendecido económicamente por obedecer el llamado. Avraham andaba con el Eterno. Pero Lot no andaba con el Eterno, andaba con Avraham. Lot no sabía dónde estaba la fuente para la verdadera prosperidad. No estaba en los hombres sino en el Eterno.          

HaShem creó una circunstancia que causó una crisis en la relación entre los dos, y Avraham le dijo a Lot que escogiera primero en qué lugar vivir. Lot escogió para sí lo que parecía lo mejor. Avraham optó por ceder y humillarse y no luchar para obtener beneficios ni de su llamado ni de su familiar ni de nadie. Esa actitud fue sumamente agradable delante del Eterno.    

Cuando Avraham fue llamado a salir de su tierra, también fue ordenado salir de su familia. Ahora, no había dejado a Lot y por eso el Eterno creó esta circunstancia para que Avraham fuera liberado de su sobrino. Avraham se separó de él de una manera muy cortés sin causar riñas ni heridas emocionales entre ambos.         

 ¿Cuál fue la recompensa de esa generosidad?          

El Eterno le hizo mirar todo lo que su vista podía alcanzar y le dijo que todo iba a ser suyo y de su descendencia para siempre, incluido el área que Lot había escogido. El que cede gana. El que es generoso prospera. Pero el que escoge para sí al final lo perderá todo.           

No luches para obtener lo que te pertenece. Sé generoso. Humíllate ante los hombres. No seas avaricioso. No seas celoso. Deja que otros elijan primero y el Eterno te recompensará grandemente a su manera y en su tiempo.         

Que el Eterno nos ayude a entender esta gran verdad. Así seremos como el Mesías, 

           Ketriel