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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


Tazría 27-1

(Ella) concebirá

Levítico 12:1 – 13:5

Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando una mujer dé a luz y tenga varón, quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura. Al octavo día la carne del prepucio del niño será circuncidada. 

(Lev. 12:2-3 LBLA)

¿Quiénes son los hijos de Israel?

Los hijos de Israel tienen la obligación de circuncidar a sus hijos varones a los ocho días del nacimiento. Los que no son hijos de Israel no tienen esa obligación. Los hijos de Noaj no son hijos de Israel y por lo tanto no pueden circuncidar a sus hijos. Ellos no están dentro del pacto de la circuncisión de la carne. Los hijos de Noaj que han recibido la salvación por el Mesías han sido hechos hijos del Eterno pero por ello no son hijos de Israel y por lo tanto no tienen la obligación ni el permiso de introducir a sus hijos en el pacto de la circuncisión. No hay tal cosa como el nuevo Israel compuesto por gentiles. Esa idea es una violación de la Torá y la enseñanza de los profetas de Israel.

Si un hijo de Noaj desea entrar en el pacto de la circuncisión tiene que circuncidar todos los varones de su familia, como está escrito en Éxodo 12:48: “Pero si un extranjero reside con vosotros y celebra la Pascua al SEÑOR, que sea circuncidado todo varón de su casa, y entonces que se acerque para celebrarla, pues será como un nativo del país; pero ninguna persona incircuncisa comerá de ella.”

Esto nos enseña que la con-ciudadanía que los gentiles tienen con los hijos de Israel en el Mesías, que Pablo menciona en Efesios 2:19, no se encuentra en la tierra sino en el cielo, en la Yerushalayim celestial, como está escrito en Hebreos 12:22: “Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles” (LBLA)

En Efesios 2:19-22 está escrito: “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo el Mesías Yeshúa mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” (LBLA revisada)

Este texto no habla de una ciudanía en el pueblo de Israel en la tierra, sino en la con-ciudanía en la casa del Eterno en el cielo, el templo celestial y la ciudad celestial. Son dos dimensiones diferentes y no podemos mezclar una cosa con otra.

Ningún hijo de Noaj que ha nacido de nuevo y recibido la con-ciudanía en la ciudad celestial puede usar esa ciudanía en la tierra para reclamar el derecho de vivir en la tierra de Israel y ser miembro del estado de Israel, ni siquiera puede reclamar ser miembro del pueblo judío.

La obra del Mesías entre los gentiles los eleva a hijos del Eterno y miembros de su familia celestial junto con todos los judíos que están en el Mesías, pero no por eso pueden ser llamados hijos de Israel, al menos que entren en el pacto de la circuncisión y se sometan a las autoridades rabínicas que están establecidas por el Cielo para dictar las leyes judías.

Así que cuando la Torá dicta leyes para los hijos de Israel, como en el texto que hemos resaltado, no están incluidos en esas leyes los redimidos de entre las naciones, y por lo tanto la ley de la circuncisión de los hijos varones no aplica sobre ellos.

Shavua tov,

Ketriel