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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


BeShalaj 16-4

Cuando envió

Éxodo 14:26 – 15:26

Y dijo: Si escuchas atentamente la voz del SEÑOR tu Dios, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, el SEÑOR, soy tu sanador. 

(Éx. 15:26 LBLA)

¿Es posible vivir una vida sana? 

Después de la liberación maravillosa en el cruce del Mar de Cañas el pueblo llegó a Mará donde no había agua potable. El Eterno hizo un milagro y las aguas amargas se volvieron dulces. También les dio una promesa sumamente poderosa para poder vivir en sanidad corporal sin ser afectados por las enfermedades.

Este texto nos muestra que hay una relación íntima entre obediencia a los mandamientos y protección y sanidad de enfermedades. El Eterno se presenta como “tu Sanador”, en hebreo rofeja - רפאך. Si el pueblo de Israel escucha atentamente la voz del Eterno y hace lo que es correcto desde su punto de vista y obedece sus mandamientos que fueron dados por medio de Moshé y guarda sus estatutos que son difíciles de entender por no tener explicaciones lógicas, entonces el Eterno ha prometido no enviar ninguna enfermedad de las que el pueblo había visto y experimentado en Egipto.

Esta promesa está dada de forma corporal al pueblo como una entidad unida. Esto significa en primer lugar que la obediencia colectiva del pueblo traerá una protección sobrenatural para que ninguno del pueblo tenga que caer enfermo. También implica que si el pueblo no vive en obediencia, sus miembros podrán caer enfermos. Sin embargo, cuando un hijo de Israel está enfermo, no necesariamente significa que él haya sido desobediente, aunque también podría ser el caso.

Pero también se puede entender esta promesa como algo personal, de modo que la persona que está dentro del pacto con los padres tendrá una protección divina sobre su cuerpo porque es obediente a la voz y los mandamientos del Eterno.

Estas promesas han sido confirmadas y ampliadas por medio del Mesías Yeshúa que vino para renovar el pacto con Israel. Así que todos los que están en el Mesías tendrán el derecho de ser beneficiario de este poder sanador.

En la oración matutina judía se termina citando este versículo todos los días. Es una confesión poderosa y el que obedece y cree en esta promesa podrá obtener sus poderosas consecuencias con una vida en salud.

Que el Eterno nos ayude a ser obedientes para que podamos vivir en salud todos los días de nuestras vidas y así glorificar su Nombre y las promesas de su Torá.

          Ketriel