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El Maná de la Torá por Dr Ketriel Blad


VaErá 14-4

Y me aparecí

Éxodo 7:8 – 8:10 (8:6 heb.)

Pues cada uno echó su vara, las cuales se convirtieron en serpientes. Pero la vara de Aarón devoró las varas de ellos. Pero el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, tal como el SEÑOR había dicho. 

(Éx. 7:12-13 LBLA)

¿Quién gana una discusión?

Cuando hay un enfrentamiento verbal entre dos personas con ideas opuestas es muy común que los dos intentan ganar la discusión con argumentos que hagan débil al oponente. El que tiene la mente hinchada con orgullo intelectual pensará que podrá ganar la discusión con los argumentos más aplastantes, para que el oponente se sienta humillado e ignorante ante su brillante conocimiento y argumentación. Este tipo de discusión sólo sirve para alimentar el orgullo y fortalecer el yetser hará, la mala inclinación, la carne.

No es el que gana una discusión el que puede presentar el argumento más fuerte. Es posible que gane la discusión en sí, pero la persona que se siente humillada por la actitud del que es más astuto muchas veces seguirá creyendo lo que quiere simplemente porque no está dispuesto a someterse a la actitud del otro.

El enfrentamiento de poderes entre Moshé y los magos de Egipto es un ejemplo de esto. A pesar de que la vara/serpiente de Aharón tenía más fuerza que las varas/serpientes de los magos y las devoró, no hubo cambio de actitud en los magos ni en el faraón. Moshé no ganó la batalla mostrando que su poder era mayor que el otro, porque el corazón del faraón se endureció. Esto es muy común en las discusiones. El que ha ganado la discusión ganó con su argumento, pero no ganó el corazón de su oponente.

Es mejor perder una discusión que perder un corazón. Es mejor perder un argumento y ganar el corazón y la apreciación del oponente cuando vea que no estás interesado en apoderarte de él ni tomar control sobre su mente ni jactarte y elevarte por encima de tu prójimo.

Sin embargo, en Moshé no hubo ningún deseo de mostrar que él era el mayor. Él era un hombre muy humilde y sólo deseaba obedecer las órdenes del Eterno. Y por haberse humillado fue exaltado y el Eterno mostró por medio del poder que actuaba en Moshé que Él era el mayor. Pero Moshé no hizo como muchos hacen cuando quieren tomar el lugar del Altísimo y ser dioses en este mundo para ser alabados por sus méritos y logros. Lejos de un hombre de Elokim con el calibre de Moshé hacer tal cosa. Los motivos de su corazón estaban muy por encima de esas actitudes de los carnales.

No intentes nunca ganar una discusión para salir como el más listo o elevarte por encima de otros. Si lo haces eres un perdedor ante los ojos del Cielo. Por el otro lado, podrás y deberás ganar las discusiones teniendo un corazón humilde y honrar al oponente, corrigiéndolo con mansedumbre, compasión y amor. De esa manera ganarás su corazón y podrás ayudarle a arrepentirse de sus argumentos equivocados e ideas contrarias a la Torá.

Que el Eterno nos ayude a ser humildes en todo y no buscar nuestra propia exaltación en ninguna área de la vida.

          Dichosos los humildes porque ellos heredarán la tierra,

          Ketriel